jueves, 29 de octubre de 2015

¿POR QUÉ COLECCIONAMOS?


¿Por qué unas personas coleccionan y otras no? ¿Por qué escogemos determinado objeto para coleccionar? ¿Es una obsesión coleccionar, o puede llegar a serlo? ¿Qué sentido tiene coleccionar? ¿Por qué alguien, en un momento dado, comienza una colección?.

 Estaremos de acuerdo en que preguntas de este estilo nos las habremos hecho unas cuantas veces. A menudo, familiares y amigos, se muestran perplejos ante la pasión que mostramos por nuestra “debilidad”. No es fácil encontrar una respuesta que valga para todos.

 Existen muchos condicionantes –las circunstancias- que nos influyen individualmente en gran medida: La edad, el sexo, el contexto social, el contexto económico, las preferencias, la educación, la salud o la enfermedad, el país y un larguísimo etc..

 Convendremos en que no es lo mismo coleccionar coches de slot, que cuadros de Picasso o huevos de Fabergé.

 También es cierto que algunos coleccionistas necesitan destacar doblemente. Por una parte de los que no lo son, y por otra, de los demás coleccionistas. A mayor -o mejor- colección más “poder”, más admiración, pero también más envidias. Por el contrario, existen coleccionistas que obtienen su satisfacción en la intimidad.

 Seguramente, en el fondo, tras toda colección, subyace una razón de tipo económico, puede que exista inconscientemente la idea de considerarla una especie de inversión para el futuro. ¿O es tan sólo una excusa para justificarla?.

 Habrá que dejar pasar el tiempo para que los antropólogos de  generaciones venideras, puedan sacar conclusiones.

 Nuestro cometido aquí, es ofrecer un ámbito de concentración, relativamente ordenado, reunido en torno a un fenómeno vital, cual es coleccionar. Poder acceder a esos sueños y una vez alcanzados, seguir con nuevas búsquedas.

No pretendemos encontrar una explicación racional a ese impulso, cuando estamos hablando de una cuestión con escasa lógica y mucha pasión.